En un contexto de más de tres meses de movilizaciones, donde en vez de debilitarse el movimiento Estudiantil este se ha fortalecido más y más, el gobierno y los medios de comunicación siguen en su afán de levantar un discurso que rompa con el movimiento y su unidad. Se busca por medio de estos discursos desviar el tema central en discusión y así no atender a las demandas, ni mucho menos referirse a los problemas de fondo que van surgiendo poco a poco.

Uno de los discursos que se reitera después de cada marcha es aquel discurso que pone el énfasis en los hechos de violencia. Este discurso lo que busca es generar la imagen de que los estudiantes son unos violentistas que solo irrumpen el orden social, y así de paso justificar la violencia desmedida de parte de carabineros. Violentistas, vándalos, delincuentes, intransigentes, lumpen, inútiles subversivos, son algunos de los adjetivos que se utilizan para calificar a los estudiantes. Este discurso que por cierto no es nada novedoso, sigue teniendo impacto en la opinión pública. Y obviamente que la manera que tienen los canales de televisión de mostrar las protestas son un elemento esencial para que este discurso tenga efecto.

Ahora, es cierto, esos hechos de violencia realmente ocurren. Es posible que haya varios infiltrados de parte de carabineros o de algún partido político que tenga interés en acabar con el movimiento estudiantil, pero también es cierto que hay estudiantes y jóvenes que se suman esos hechos. El contra argumento de que las personas que realizan estos hechos de violencias son grupos minoritarios es por cierto un argumento valido. Debe ser un argumento valido si consideramos que han habido marchas que han convocado a más de 150 mil personas solo en Santiago, más de 300 mil en todo Chile, las cuales han hecho gala de la creatividad para manifestarse; bailes, batucadas, tambores y trompetas, pintorescos lienzos, disfraces, maquetas, verdaderos carnavales que vuelven de la marcha una verdadera fiesta. Imágenes que han dado la vuelta al mundo y que en todos los noticiarios se hace obligación resaltar.

Sin embargo los hechos de violencia siempre llegan. Más temprano que tarde aparecen las primeras capuchas y barricadas, que se suman al paisaje de carabineros en fila, al zorrillo y al guanaco. Bombas lacrimógenas entre mezcladas a las bombas molotov, las piedras y los lumazos, acompañado con el sabor a limón en la garganta. Carabineros montados que nos hacen recordar las batallas de la Edad Media. De fondo los gritos estudiantiles: “Haber, Haber!!! ¿Quién lleva la batuta?!!! Los estudiantes, o los hijo de puta!!!” Los locales que estaban abiertos rápidamente comienzan a cerrar sus puertas lamentando que las ventas del día se vean afectadas. Dicho rápidamente en $hileno, queda la caga!. Aunque la caga dure mucho menos de la mitad de lo que duro la marcha y el típico acto final, de seguro la caga va a copar más del 70% de las noticias referentes a la marcha en todos los canales de televisión.

Luego de mostrar la cagada que quedo en la protesta sale el presidente y el ministro hablando, acusando a los estudiantes de ser antidemocráticos y la lista de adjetivos dichos al principio, y que ellos llaman a detener las movilizaciones y abrirse al dialogo. Claro, dicen abrirse al dialogo, pero ya han decidido y declarado públicamente que: el lucro en la educación no se toca y que “en esta vida nada es gratis” por lo tanto gratuidad en la educación ni hablar, y así se pasan por la raja las demandas estudiantiles. Y en todo esto se da por obvio que los hechos de violencia son culpa de los estudiantes y de nadie más. Y nuevamente a transmitir las imágenes de los hechos de violencia, entrevistando a algunos vecinos que lamentablemente se vieron afectados, les rompieron los vidrios, le quemaron un auto o se metieron a robar a sus casas, y así algunas personas van acogiendo ese discurso.

Hasta ahora nadie se ha atrevido a hacerse cargo de la violencia, la mayoría tan solo reitera el mismo discurso de la televisión pero adaptado a la posición que le interesa; ya sea de parte de los estudiantes o del gobierno. Por un lado el argumento de que la gente se manifiesta pacíficamente y la violencia viene de un grupo minoritario, principalmente infiltrados; y por otro lado el gobierno diciendo que la violencia es culpa de los estudiantes y de nadie más. Personalmente siento que este tema es mucho más complejo y delicado, y prefiero no caer en la mera criminalización que favorece solo a la represión de parte del gobierno.

La primera impresión que tengo de parte del discurso que plantean los medios de comunicación respecto a la violencia, es que entienden a esta como violencia porque si. “La violencia del lumpen no tiene justificación, y la única solución es reprimirlos o meterlos presos”, e inclusive los más reaccionarios dicen, “hay que puro matarlos”. Y a esto se suma que “por culpa de ellos fue opacada la marcha pacifica” (Que en realidad pareciese ser que las marchas se opacan más por culpa de los medios de comunicación que por los hechos de violencia). Y solo hasta ahí ha llegado la compresión de los hechos de violencia, cayendo redonditos en el discurso del orden. Precisamente el discurso que levantan los medios de comunicación, el gobierno, y en el que también caen varios estudiantes, es el discurso del orden. Creo que si nos damos la tarea de pensar en los hechos de violencia, necesariamente hay que pensar en el discurso del orden, vale decir, en el orden mismo.

Los hechos de violencia que ocurren al final de cada marcha lo que hacen es precisamente colocar en tensión el orden social. Los carabineros que reprimen a los estudiantes pueden actuar violentamente, sin mayor miedo de represalias, ya que ellos son los defensores del orden. O dicho al revés; en nombre del orden pueden utilizar la violencia para poder reprimir a los estudiantes. Y es una violencia legítimamente aplicada, ya que se estaría ejerciendo sobre personas que ponen en peligro el orden social. Es violencia sobre delincuencia, y quien se atreva a oponerse a eso será considerado como una amenaza para el orden. Y en todo esto hay algo que pasa colado, y es el orden mismo. El orden no significa tan solo la normalidad de la ciudad, sino que significa también la ley, la institución, el Estado, el Mercado, etc, por lo tanto, el orden es también la educación. El hecho de que Zalaquet, el ministro Bulnes y Piñera apelen a este nuevo sistema para que los estudiantes que no quieran estar en paro puedan seguir estudiando, se esta apelando precisamente al orden en la educación. Digámoslo más directamente: El lucro en la educación es ese orden; Que haya que endeudarse para estudiar en la universidad es ese orden; Que el pasaje escolar siga aumentando obedece a ese orden; etc.

Puestas las cosas de esta manera es posible decir que el orden mismo es también violencia. De hecho vivimos la violencia del orden todos los días, a cada rato: desde que vamos amontonados en el metro, cuando hacemos la cola en los hospitales públicos, cuando los automovilistas se agarran a chuchadas en la calle, hasta la crisis de Estados Unidos, la colusión de las farmacias, el trabajar más de 8 horas diarias y recibir menos del sueldo mínimo,  las deudas de la universidad, la luz, el agua, etc. Ahora piénsese en la violencia potenciada por las drogas y el alcohol, piénsese en aquellos jóvenes que fueron maltratados cuando chicos. La violencia adopta así una complejidad que a primera impresión no se identifica en los discurso del gobierno y de los medios, y el orden se disfraza de Paz para mantener relaciones sociales que solo benefician a unos pocos.

Todo aquello que esta por fuera del orden es por tanto delincuencia, mientras que al mismo tiempo la violencia del orden no se reconoce, a la vez que se asume que vivimos en Paz. Noten que TODOS LOS DIAS en el mundo MUEREN MAS DE 30.000 niños de hambre, todos los días, cada día. Eso todas las estadísticas de las naciones unidas lo confirman invariablemente, y aun así hay gente que tiene el descaro de decir que vivimos en PAZ!! En el sistema que hoy en día denominamos Democracia han muerto más personas que las que murieron en total en el régimen de los Nazis en Alemania y en el Régimen Soviético en Rusia. Cabria la pregunta ¿Podemos realmente pensar que vivimos en Paz?; Lo que me interesa con esto es que se reconozca que el orden social es también violencia, y que aquello que llamamos Paz parece no tener sentido en esta sociedad.

Uno de los objetivos del Movimiento Estudiantil en Chile hoy es acabar con el lucro. Anteriormente lo hemos señalado, el lucro en la educación es también el orden social, por lo tanto el movimiento estudiantil se esta cuestionando el orden social. Queremos cambiar ese orden, mientras que ese orden busca mantenerse; he ahí el conflicto. Ahora piénsese en aquel joven que esta sacando un letrero para ir a tirarlo al guanaco; piénsese en la barricada que los estudiantes hacen en la Alameda para detener el transito; piénsese en el estudiante que le lanza una bomba molotov a carabineros. ¿Qué esta pasando ahí?, ¿Es solo violencia porque si?, NO. Lo que se busca detrás de esas acciones, directa o indirectamente, es quebrantar el orden. Carabineros, MC Donald, los Bancos, La Moneda, etc, etc, son precisamente símbolos del orden. Es cierto, pueden haber unos cuantos jóvenes que solo van a las marchas para dejar la caga y robar, pero piénsese en las condiciones de violencia que estos pueden haber vivido; incluso nisiquiera es necesario imaginárselo, piénsese en las condiciones de violencia que todos vivimos día a día.

De esta manera a mi parecer la violencia si tiene un sentido. La violencia nunca es violencia porque sí. El hecho de que hoy en día exista un grado de violencia que ha muchos les sorprende es porque algo no anda bien. Las personas no son violentas por Naturaleza, sino que la violencia responde al contexto histórico y social en que vivimos. Este país con una constitución neoliberal que día a día violenta de tal manera a las personas no debería sorprenderse por la violencia que se ve en las manifestaciones; Al parecer aquí cae como anillo al dedo el dicho que dice: “cosechas lo que siembras”.

La violencia por lo tanto es expresión de la crisis social de nuestra sociedad, y si los estudiantes hoy logramos cambiar la educación y la constitución de este país, vamos a cambiar también la expresión de esa violencia. O dicho de otra manera; hoy día luchamos por la educación ya que queremos cambiar esta sociedad, y el cambiar esta sociedad significa también cambiar la expresión de la violencia.