“¿Domina en la ciencia algo distinto a un mero deseo de saber de parte del hombre? Así es de Hecho. Algo distinto impera. Pero esto distinto se nos ocultará mientras sigamos apegados a las concepciones habituales sobre la ciencia.” [1]
(Martin Heidegger)
Dentro de la sociedad actual se rige un modo de pensar altamente técnico o calculante, el cual esta inscrito dentro de toda esta mentalidad técnica la cual en su esencia es una clara imposición, como diría Heidegger [2] (Es justamente en éste sentido que planteo la frase en la carta de Marx a Pavel Visilievish). Tal imposición hace que nuestra relación con lo real no sea más que por el provecho, la explotación, aumento de la producción, en definitiva el aumentar “mi bolsillo”. Esta mentalidad técnica hace incluso que el hombre se vea así mismo como material humano del cual aprovecharse, e incluso, sin el más mínimo respeto, se le configura, forma y deforma según a la necesidad del dispositivo o institución que se inscriba. Claramente que la comunidad científica se inscribe a cabalidad dentro de esta estructura, y como veremos a continuación se inscribe dentro de la rama de la producción moderna y posee característica, por cierto, nada de inocentes.
En primer lugar a éste sector de la producción se le denomina Investigación y Desarrollo, nombre, pienso yo, nada de casual, mas bien con un claro fin estratégico, ya que: el referirnos a la comunidad científica como Investigación por un lado, y desarrollo por otro, confundimos lo que es la investigación científica y el desarrollo tecnológico, conflicto entre el saber y la técnica [3]. En este sentido el nombre no es más que una legitimidad estética, algo así como las mismas metodologías que se utilizan en las ciencias, con el fin de vender la imagen de “hombres de blanco, neutralidad, conocimiento, verdad, etc.”, la legitimidad en cuanto comunidad científica ideal.
En primera lugar la comunidad científica se inscribe en la rama de producción moderna porque lo que produce es conocimiento, en el mismo sentido que una fábrica produce mercancía. La producción de dicho conocimiento claramente se materializa en aparatos tecnológicos, lo que en si significa un enorme problema para esta fabrica de conocimiento, ya que no es lo mismo pagarle a un trabajador para que produzca zapatos que pagarle a un científica para que produzca ideas, el material del producto no esta garantizado… Por supuesto, si usted quien esta leyendo este documento, por casualidad, es científico, no se preocupe, dentro de Investigación y Desarrollo existen las patentes e incentivos muy llamativos. Tales patentes se venden a un precio altamente especulativo, muy por enzima del costo de producción, un negocio indudablemente muy lucrativo. En definitiva la producción de este conocimiento por parte de la comunidad científica se legitima ante todos por la implementación del Método Científico, lo que aparece como el único método de poder revelar la verdad, sin embargo este conocimiento “verdadero” no encuentra su sentido en el saber, si no que encuentra su sentido cuando pierde su sentido como tal, como saber, encuentra su sentido como mercancía. En tanto que nos referimos a esta producción como dentro de la modernidad nos encontramos con un cuerpo altamente especializado e inscrito dentro de una organización del trabajo post-fordista.
Ante todo comentario u opinión de la Investigación y Desarrollo que pretenda referirse a ésta como el “sector sagrado de producción de conocimientos” en nuestra sociedad es preciso responder que en definitiva, lo quiera o no, es un Tremendo Negocio. Un negocio donde la cantidad de ceros en sus gastos de Cada año no deja de sorprenderme, ¡¡¡500.000.000.000.000 Dólares!!! (Quinientos mil millones de dólares)…. Ahora si pensamos que dentro de este “sector sagrado de producción de conocimiento” son cerca de 7 millones de científicos y 35 millones de personas alrededor de éstos (aproximadamente), nos encontramos con que la taza de ganancia es, diciéndolo de manera sutil, extremadamente alta… Y si además consideramos que dentro de la inversión a la I &D se encuentra el estado como aval, se deduce, que hay un ingreso asegurado.
La producción de Investigación y Desarrollo se inscribe dentro del marco de producción Post-Fordista, con características tales como: Negocios distributivos, altísima taza de ganancia, efecto multiplicador, incentivo simbólico.
Negocios Distributivos: Ya que prácticamente en todo el mundo se produce investigación científica de primer nivel, claramente la influencia de los países hegemónicos sigue existiendo, principalmente EUA. Altísima taza de ganancia: como hemos señalado el gasta cada año en comparación con la cantidad de gente que rodea al negocio es tremendamente grande. Efectos multiplicador: en el sentido de que una empresa científica crea a los al rededores empresas “callampas”. Incentivo Simbólico: en el sentido que los beneficios que vienen de éste negocio no se determina únicamente por el salario, si no que hay otros factores que adornan este elemento y lo hacen muy llamativo a los ojos de cualquiera, elementos como, viajes, posición social acomodada (en el sentido de lo que significa en el imaginario ser un científico), constantes charlas, seminarios o conferencias que pueden significar un dinero extra, Publicaciones dentro de revistas indexadas, etc, etc, etc.
Teniendo en cuenta todo lo anterior señalado no nos tiene porque sorprender que la ciencia se nos presente desde una perspectiva puramente conservadora, y no este abierta a lo que Thomas Kuhn definiría como Revoluciones científicas, ya que justamente tienen que garantizar su estadía dentro de éste gran negocio, y finalmente termina siendo una reproducción constante de conocimientos clásicos y la innovación resulta fuertemente vigilada.
[1] Martin Heidegger. “Filosofía, Ciencia y Técnica”. Tercera edición, Editorial Universitaria, Santiago de Chile. Pagina 152.
[2] Véase en “filosofía, ciencia y técnica” de Martin Heidegger, en Pregunta Sobre la Técnica.
[3] Éste conflicto entre “Logos” y “Tekne” (Saber y Técnica) se remite de manera directa al pensamiento de Heidegger, éste al referirse a la imposición de la Técnica en las sociedades modernas, señala que en la modernidad el pensamiento meditativo, tal como la filosofía, se ve marginado debido a que no se inscribe dentro de este pensar calculante o técnico, en consecuencia no logra evitar el velamiento de los sentidos, es decir, el absurdo.
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