La comunidad científica en definitiva, como ya hemos hecho referencia en la respuesta anterior, es un gran negocio en la que un montón de científicos luchan por tocar la parte mas grande de una torta de quinientos mil millones de dólares, “enfrentándose al puro estilo de la lucha libre” como es que lo permite las reglas del capitalismo. En este contexto da lo mismo que sucede con el saber o la técnica, lo importante aquí, en este negocio, es escalar lo más alto dentro de la jerarquía científica.
Ahora bien, podemos remitirnos y abordar la comunidad científica de dos maneras muy representativas de lo que son, por un lado la comunidad científica ideal, que en si significa en el cómo ésta es percibida por la sociedad, y por otra parte tenemos lo que es la comunidad científica en tanto que real, en el sentido de su relación consigo misma y como interaccionan sus integrantes entre si. En este sentido podemos preguntarnos, ¿Qué entendemos como comunidad científica?, y ¿Qué es realmente la comunidad científica?
La comunidad científica ideal en tanto que discurso es la forma de legitimarse frente a la sociedad, legitimarse de la misma manera que el discurso político intenta cautivar a los votantes, solo que en este caso el poder que ha alcanzado el discurso científico es realmente influyente dentro de la sociedad en que se inscribe. Esto no nos tiene por que sorprender en lo absoluto, ya que en definitiva se debe a la imposición de una mentalidad técnica, una mentalidad que inscribe al pensamiento dentro de lo calculando o computante (como hemos hecho referencia en la respuesta anterior en relación con el Heidegger). La legitimación de este discurso triunfa decisivamente por la inscripción de ésta mentalidad técnica, desde donde la comunidad científica plantea la metodología científica, como forma de “encontrar la verdad”, es decir, “calcular lo real de manera perfecta”. Tal concepción nos pretende decir algo así como que la metodología nos proporciona una serie de reglas que nos guíen por el camino hacia la verdad… Pero sabemos que esto no es así, ya que hay muchas maneras en definitiva de que no lleguemos hasta este, “Por eso encontrar un conjunto de reglas formales es encontrar las señales en el camino, entre muchos caminos que podían ser incorrectos” [1]. En este sentido vemos con claridad que el método como tal pierde su sentido principal que es el “encontrar la verdad”, y desde una postura crítica podemos decir que pasa a ocupar el lugar de una legitimidad estética para los ojos de la sociedad, una frase concisa de lo que entendemos por ciencia es: “La ciencia es la teoria de lo real”. El problema dentro de la metodología –diría Hegel– pasa principalmente por la estructura de la lógica moderna, en el sentido de pretender establecer una verdad absoluta a partir de un medio que en esencia es pura verdad relativa [2].
En realidad el problema que hay detrás del discurso científico es que es un discurso enajenado, en el sentido de que los mismo científicos no logran ver que hay más haya de ese mundo perfecto que se ha construido a su alrededor, donde dentro de la existencia de ese mundo no hay más que contradicciones. En otras palabras, el discurso científico se vuelve totalmente incuestionable para la comunidad y es tratado como verdad de la manera más dogmática o stalinista posible.
Por otro lado, la comunidad científica real se presenta como un sistema de jerarquía donde “sobrevive el mejor ranking o el más apitutado”, que funciona, dentro de este “escenario de combate”, en base al arma de legitimación ante los demás. En la práctica los científicos se definen única y esencialmente por el grado académico, por la cantidad de libros que escriben o artículos en revistas indexadas, por las charlas en que participan o premios obtenidos. En definitiva lo que esta en juego dentro de este contexto no es el conocimiento como tal, si no el hecho de tener más ranking, el hecho de quien es más científico con el objetivo de poder tocar el pedazo mas grande de torta posible (Torta no de chocolate, ni dulce ni salado, sino torta de muchos billetes).
Aunque bien como hemos visto esta imagen de científicos en nombre de la verdad y el conocimiento se ha desmoronado, tenemos que señalar que de todas maneras existe una producción de un conocimiento realmente valioso, pero que, aunque nos encontramos en una sociedad donde se ha hecho, aparentemente, más énfasis a lo que es el conocimiento, se logra avanzar solamente por cantidad, no por calidad. Que hoy sea una era de ciencia y técnica moderna no nos garantiza para nada que de la sociedad surja algún Newton o un Galileo, algún Da vinci o Einsten, si no que nos garantiza el constante movimiento por la masiva presencia científica mundialmente, lo que obviamente tiene la consecuencia de la producción de un conocimiento altamente inútil, pero que a la vez nos podemos encontrar con más de alguna idea interesante. Es necesario aclarar que la producción de estos conocimientos no esta en manos única y esencialmente de los científicos, si no que detrás de estos se encuentran los estudiantes universitarios que se encuentran en su etapa de post-grado o superior, son justamente estos quienes participan de manera decisiva en la producción, es en este sentido que la universidad se inscribe de manera muy importante en el contexto científico. En este sentido es necesario aclarar quienes forman parte de esta producción, ya que no es obvio; Podemos pensar que solo los científicos forman parte de ésta comunidad, pero no es así, ya que además de ellos nos encontramos con todo un cuerpo de producción entre el cual no se haya únicamente aquel sujeto vestido de camisa blanca, si no que nos encontramos con los ayudante de investigación, administrativos y administradores.
[1] Carlos Pérez. “Sobre un Concepto Histórico de Ciencia”. Edición Lom 1998, Chile. Pagina 20
[2] Véase la Introducción [Propósito y Método de esta obra] en “la Fenomenología del Espíritu” de F.Hegel.
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